Zapatos siniestros

Cuento final

Este cuento fue escrito por Pedro Haros y editado por el Comité editorial de Cuento Colectivo. Fue escrito en homenaje al día de las brujas y a Edgar Allan Poe. ¿Cómo te pareció el resultado?

Fue en una tienda de antigüedades la primera vez que los vi. Descansaban sobre una enorme pila de libros… lucían tan misteriosos que lo viejo no importó y sin dudarlo los compré por unas cuantas monedas, a pesar de una pequeña mancha que tenían.

Jamás me pregunté quien sería el antiguo dueño de esos zapatos, sólo sé que los vi en ese oscuro lugar y un instante después ya estaban en mis pies. Eran cómodos, no puedo negarlo, al menos lo fueron el primer día. Cuando cayó la noche, después de un largo día de trabajo, cambié mis vestiduras por ropa de dormir; aquella noche dormí como tronco.

No sé como ocurrió, estoy seguro de haberlos guardado, pero por la mañana al despertar aquellos viejos zapatos marrones estaban en mis pies. Desconcertado, traté de desprenderme de los objetos, pero no lo logré.

Se podía sentir que estaban adheridos a mis extremidades. Lleno de desesperación, tomé una navaja y quise destruirlos, pero estos, como si se trataran de una parte de mi cuerpo, comenzaron a sangrar y el dolor que sentí fue terrible.

El miedo por el origen de los zapatos me invadió y sin dudarlo corté mis pies para abandonar estos artefactos del mal. Todos los días los veo sobre el armario, polvorientos y manchados de sangre. Por otra parte, siento alivio al ver mis pies mutilados y saber que jamás los volveré a usar.

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