10 consejos para escritores que quieren superar la procrastinación

Seamos honestos, a más de un escritor le ocurre que al momento que tienen que empezar a escribir inmediatamente abren Facebook, Twitter, un cómic online, Youtube o cualquier cosa que les impida tener que empezar a escribir.

No importa que sea su trabajo, no importa que sea lo que aman hacer o lo que pretenden hacer la mayor parte de su vida adulta. Iniciar, en especial al comienzo del día con una agenda llena por delante, es difícil. Es incómodo. ¿Y francamente? La mayoría prefiere pasar unos minutos antes de que ese día comience a desarrollar algo sin sentido y posiblemente entretenido.

Desafortunadamente, esos pocos minutos pueden convertirse en unas pocas horas o unos pocos días, y ese cuento, novela, nueva idea o boceto de personaje comienza a marchitarse hasta convertirse en polvo. En Cuento Colectivo conocemos la sensación, por lo cual te daremos algunos consejos para evitar caer en la procastinación.

1. Ten un ritual

Enciende una vela. Llena tu botella de agua, porque la hidratación es la clave del éxito. Cierra las persianas o abre la ventana. Ten algo que hagas cada vez que te sientes para indicarle a tu cerebro que ahora es “El momento de ser creativo”.

2. Elige tres tareas

Así que tómate un momento para hacer una lluvia de ideas y establecer las tres tareas principales que deseas realizar antes de que finalice tu tiempo de escritura. Debes ser específico. ‘Escribir hoy’ no es una tarea factible. ‘Escribir 500 palabras hoy en el proyecto X’ es una tarea mucho más concreta.

¿En que estas trabajando? ¿Estás escribiendo un cuento? ¿Escribiendo diálogos? ¿Esbozando un personaje? Solo tener una vaga idea de qué quieres “escribir” hoy descarrilará rápidamente tu productividad si te sientas y no sabes por dónde empezar.

3. Mantén tu escritorio abastecido

Agua, té, bombones, palitos de zanahoria, patatas fritas. Lo que te venga bien. Mantén tus bocadillos y tus bebidas cerca. También es buena idea que llenes tu suministro de bolígrafos y tengas un cuaderno a mano.

Si necesitas un libro determinado como referencia, mantenlo a tu alcance. Ten las croquetas de tu gatito en un cajón para que cuando ese pequeño monstruo se acerque queriendo una ofrenda de su servidor más humilde, no tengas que levantarse e ir a buscarlas.

4. Deshazte del teléfono

Prueba manteniendo el tuyo enchufado en el mostrador que se encuentra al otro lado de la habitación desde tu escritorio. Es mucho más fácil resistirte a Pinterest cuando tienes que levantarte, desalojar a tu compañero ronroneante y atravesar toda la habitación solo para posponer las cosas.

5. Apaga el internet

Este es un consejo que verás en todos los artículos sobre la procrastinación. ¿Sabes por qué? Porque los sitios como Instagram y Pinterest están diseñados específicamente para distraerte, atraerte y prolongar esa “mirada rápida” a un desplazamiento de veinte minutos.

No vale la pena. Deshazte del wifi. La investigación puede, y debe, realizarse en períodos de tiempo designados, no siempre que surja una pregunta. Tan importante como es la investigación, también es una buena excusa para postergar si no tienes una programación y un propósito.

6. Pregúntate: ¿por qué?

De vez en cuando, la procrastinación está conectada a algo más profundo. Tómate un momento y profundiza en ese sentimiento de resistencia. ¿Estás atascado? ¿Ha llegados a un lugar en tu novela o artículo que se siente como un callejón sin salida? ¿El personaje con el que estás trabajando se ve obligado a hacer algo que nunca haría? La procrastinación puede ser una señal de que tu ‘Intuición de escritor’ sabe que algo está mal y está tratando de hacértelo saber.

7. Calienta un poco

¡Rápido, déjate caer y dame cincuenta flexiones!

Es broma.

Aun así, un calentamiento rápido antes de comenzar el día puede hacer que las cosas fluyan. Garabatea un poco. Escribe un diálogo jugoso de una escena que nunca usarás. Escribe cien palabras basadas en un mensaje que te encantó. Crea un poema rápido si eso te inspira. Poner palabras en la página, incluso si no son útiles para tu proyecto actual, puede hacer que el resto de tu día sea mucho más fácil.

8. Pierde el miedo a equivocarte

Si, por ejemplo, estás luchando con esa primera oración, date permiso para escribir una que esté mal. Puede que esa primera idea que tenías no tome forma, sin embargo, puede ser fácil perder la hora que tenías para escribir en una primera frase que te guste.

Muchos escritores, tras años de escribir inicios, descubren que la primera oración es la más difícil. Una vez que ese corcho obstinado sale del cuello de botella, el resto puede comenzar a fluir. Esperar la “oración perfecta” o las palabras correctas a menudo resulta en una espera muy larga, o en un día que nunca despega.

Volver más tarde para reescribir un comienzo menos que perfecto es mucho más fácil que mirar una página en blanco hasta que se agote el tiempo de escritura y tengas un dolor de cabeza tensional por rechinar los dientes. ¿Quién sabe? A veces volverás al principio más tarde y descubrirás que no necesitas la cantidad de cambios que esperabas.

9. Comienza con algo pequeño

Comenzar el día puede ser intimidante cuando tienes cientos, o miles, de palabras que debes escribir, proyectos que terminar y enviar, o una cantidad interminable de capítulos que no puedes esperar para terminar. Si tus objetivos son demasiado altos, especialmente en la primera hora de tu día, podrías sentirte abrumado desde el principio.

Dividir tus tareas en partes manejables, especialmente en la primera parte del día, puede desencadenar la liberación de dopamina, un químico que te hace sentir bien y que se libera cuando tu cerebro espera una recompensa.

Apunta primero a cien palabras, o un boceto de un personaje, o el esquema de ese artículo que has tenido la intención de escribir durante meses pero no lo has hecho. Mira el día, o el tiempo que tengas como escritor, como una serie de fragmentos pequeños y manejables que se sumarán a lo largo del día, en lugar de una enorme montaña que debe escalarse ahora mismo o habrás fallado.

10. ¡Solo hazlo!

La fuerza de voluntad es un recurso finito, y esperar poder utilizarla cada vez que te sientas a escribir, y continuar usándola a lo largo del día, no es realista. Es probable que salgas corriendo mucho antes de que termines tu proyecto o llegues al número de palabras que esperabas, y terminarás decepcionado contigo mismo y con tu escritura. Las rutinas, hábitos, rituales y trucos como los anteriores te ayudarán a conservar este recurso limitado.

A veces, escribir realmente es todo corazón y nada de “inspiración”. La inspiración suele llegar cuando estás en la silla y has escrito trescientas palabras en cualquier proyecto en el que estés trabajando.

Si bien puede ser mágico sentir el susurro de esa musa mágica, perseguirlo, o peor aún, esperarlo, te dejará como un escritor muy desanimado e improductivo. ¡Así que mejor siéntate en tu silla y solo hazlo!

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