Una mala noche

Te invitamos a continuar esta narración que apenas comienza. El título que hay en el momento es provisional y se lo inventaremos una vez sepamos el final de la historia. ¡Participa e invita a tu red! Puedes hacer tu aporte en la zona de comentarios de esta entrada o escribiendo a comiteeditorial@cuentocolectivo.com

sombra

Cuando la policía me detuvo a la una de la mañana de aquel sábado no alcancé a imaginar el peso de la situación en la que me encontraba. Uno jamás piensa que estas cosas le pasen a uno y si suceden simplemente se debe tranquilizar la voz y explicar que uno es estudiante de una de las mejores universidades de país y que pasa la vida estudiando y trabajando sin hacer daño a nadie. Pero esta vez esa no era una salida.

Antes de que pudiera explicarles la situación ya me estaban requisando, descubriendo en el proceso unas cápsulas no identificadas en mi bolsillo y una cuantiosa cantidad de dinero en el otro. Mis ojos rojos, mi respiración fatigada, mi aroma a alcohol y el hecho de que tuviera el torso descubierto y salpicado de sangre no aminoraron la preocupación de los policías.

Traté de decirle a mi compañera que explicara lo que había sucedido, pero ella estaba en un estado de llanto incontrolable, sin zapatos y con su vestido corto desgarrado al lado de la cadera. A veces sólo hace falta una mala noche para dejarnos completamente irreconocibles. Acepté mi destino, sabiendo que no habría manera de explicar lo sucedido por el momento y subí a la patrulla…

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