¿Quién soy yo?

YO

Escribe un texto autobiográfico, en primera persona, inspirado en el poema titulado “Geología del yo” de la escritora libanesa Joumana Haddad y que hace parte de su libro “Yo maté a Sherezade”. A continuación el poema:

Soy el 6 de diciembre de 1970;

Soy la hora justo después del mediodía. Soy los gritos de mi madre alumbrándome Y sus gritos alumbrándola. Su útero soltándome para emerger por mí misma,

Su sudor alcanzando mi potencialidad.

Soy el cachete del doctor que me reanimó. (Después, todos los cachetes para reanimarme casi me destrozaron.)

Soy los ojos de mi familia sobre mí, Las miradas del padre, del abuelo, de las tías.

Soy todas sus perspectivas posibles;

Soy las cortinas corridas, las cortinas tras las cortinas Y las paredes detrás de esas, Y soy la que no tiene nombre, ni mano, por lo que viene detrás.

Soy las expectativas sobre mí, los sueños malogrados, Los vacíos suspendidos como amuletos en torno a mi cuello.

Soy ese abrigo rojo ceñido que lloraba al llevarlo, Y todas las constricciones que aún me hacen llorar.

Soy la muñeca de pelo castaño y ojos de plástico; Soy esa muñeca abandonada que no quise acunar, Dejada de lado, que aún rezuma sangre por la base de la cabeza. (dos gotas en días normales, y tres en libres y festivos). Aún me mira, como el reproche de Abel a mi alma, Mirándome para hablarme de la pobreza de ella y de mi impotencia, De la fatiga de mi paciencia y el terror de su desesperación.

Soy las tablas de multiplicar que aún ahora no domino.

Soy el dos que suma uno, siempre uno.

Soy la teoría de las líneas curvas, nunca juntas,

Y soy sus aplicaciones.

Soy mi odio por la historia, el álgebra y la física.

Soy mi fe de niña, en que la Tierra giraba en torno a mi corazón Y mi corazón, en torno a la Luna.

Soy la mentira de Papá Noel, Que aún hoy creo.

Soy la astronauta que soñaba ser algún día.

Soy las arrugas de mi abuela que se suicidó;

Soy mi frente apoyada en su regazo ausente. Soy el niño (¿se llamaba Jack?) que me tiró del pelo Y huyó corriendo.

Soy ese que me hizo llorar y al que amé todavía más.

Soy Mi gatito; Y la bicicleta del hijo de los vecinos, que lo atropelló y yo no protesté. (Vendí las almas de mi gato por una sola mirada de aquel chico tan guapo.)

Soy chantaje, mi vicio inaugural.

Soy guerra Y el cadáver del hombre que los combatientes arrastraron Ante mí, Y su pierna despedazada intentando seguirlo.

Soy Los libros que leí de niña y que no eran adecuados Para mí (los cuales ahora escribo y aún no son adecuados para mí).

Soy la adolescencia de mi pecho derecho, Y soy la sabiduría del izquierdo.

Soy el poder de ambos bajo una camiseta ajustada Y luego mi conciencia de su poder: el inicio de la caída.

Soy mi aburrimiento rápido, mi primer cigarrillo, mi atrasada obstinación, Y las estaciones pasadas.

Soy la nieta de la niña que fui; Su falta de rabia, Mis decepciones y mis triunfos, Mis laberintos y mis lujurias, Mis mentiras, mis guerras, Mis cicatrices y mis virajes erróneos.

Soy la ternura que abrigo pese a mí misma;

Soy mi dios y mi codicia; Mis ausencias repletas con mis muertos;

Y soy mis muertos que nunca duermen,

Soy sus últimos suspiros en la almohada cada amanecer.

Y soy

Mi resentimiento, mi epidemia,

Mi peligro,

Y mi fuga de la cobardía hacia algo peor.

Soy esperar sin saber la hora

Y sin entender el espacio.

Soy el silencio que he aprendido

Y el silencio que aún no domino.

La soledad que me recorre el alma como un insecto.

Soy la nieta de la niña que fui:

Mi carencia de su despreocupación innata,

De su perfección altruista.

Soy el desastre del amor

Y ocurro.

Soy el lobo de la poesía recorriéndome las venas

Y yo corriendo descalza a su lado;

Soy aquella que va en busca de su cazador

Sin encontrar su cazador.

Soy las aguas espumosas de mi lujuria al llamar

La lujuria;

Soy la serie de lenguas que irrigan su espuma;

Y mi pintalabios anticipando su sed.

Y soy también mis uñas: lo que tienen debajo y en lo Que se hunden.

Soy el recuerdo de sus heridas,

El recuerdo de su furia,

El recuerdo de su fragilidad,

El recuerdo de su poder, más allá de la evidencia,

Y soy los pedacitos de carne arrancados de las espaldas

De los hombres

En cada momento de éxtasis.

Soy mis dientes

Y mis muslos dedicados

Y mis deseos obscenos.

Soy mis pecados y ¡oh, cuánto me gustan! Soy mis pecados y el modo en que me reflejan.

Y soy la amiga que me traicionó… Y le doy gracias por ello.

Soy mi médula espinal bramando ante los traidores.

Soy mis ojos penetrando una oscuridad que me pertenece.

Soy mi dolor, Sí, mi dolor.

Soy mi grito en medio de la noche (reprimido en el momento adecuado).

Soy lo que me dicen que no diga Ni sueñe Ni piense Ni ose Ni tome.

Soy lo que me dicen que no sea.

Soy lo que oculto,

Lo que no quiero ocultar pero oculto.

Soy “dime cuánto me quieres” Y “no te creo”.

Soy la cabeza conectada al cuerpo, desconectada Del cuerpo.

Soy mi muerte temprana –digo eso sin dramatismo-

Y toda la devastación que dejaré detrás.

Soy la locura y la ausencia que me preceden Y la cosas insignificantes, nimias y reveladoras: Sellos de correos, recortes de cartas, Las notas bajo el cristal de la mesa, mis sonrisas en las Fotos antiguas.

Soy el híbrido de los hombres que me amaron y que yo

No amé.

Soy quienes amé y no me amaron,

Quienes no amé y no me amaron,

Y quienes creyeron que les amaba

Y creí que no me amaban.

Soy el híbrido del único hombre que amo.

Soy la novia cuya imagen lloró en la fotografía de su primera Boda (pero solo la imagen).

Soy mis refracciones, mis derrotas, mis victorias vanas. Soy mi salvación de ahogarme en una ocasión (si es que eso Fue una salvación). Soy el sabor rancio de una migaja de mi mesa. Soy los siete días y los siglos que me necesitaron para Crearme a mí misma. Soy el pez y los pájaros y los árboles Y el humo de las fábricas, Y el asfalto de la carretera y el silbido de las bombas, Y soy el viento y las arañas y la pulpa de la fruta. Soy todos los volcanes en lo alto de todas las montañas

De todos los países de todos los continentes de todos

Los planetas.

Soy cada agujero cavado en la tierra de cada país de cada continente de cada planeta. Soy el segundo que me llevó destruirme a mí misma

Y todos mis cuerpos

Y las calles húmedas de mi ciudad

Y soy quien fui y soy quien podría haber sido.

Soy el vestido azul que mi madre no quiso comprarse para pagar las mensualidades de mi colegio.

Soy la biblioteca de mi padre, los ojos de él y su corazón Inmenso.

Soy las miradas que no me permití, las palabras que no Dije y los labios que no besé

Y los caminos que no dejaré a mis espaldas: Todas las cosas estúpidas que no hice Todas las grandes cosas que todavía no he hecho

Todas las partidas de las que no he vuelto.

Soy Mi hija a la que no tuve

Y que tal vez tenga

Y La mujer que seré.

Soy casi esa mujer

Y soy casi el hombre

Que no llegué a ser por completo

Que no quiero llegar a ser

Y que me salva de mí misma cada día.

Soy la mujer que no soy ahora mismo,

Todas las cosas y la gente que fui ayer,

Que seré mañana,

Y que hacen

Deshacen

Rehacen

La que soy.
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