Me apetece ser fusilado

Te invitamos a seguir esta narración que apenas comienza. Una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos. El que hay en el momento es provisional. Puedes hacer tu aporte en la zona de comentarios de esta entrada o escribiendo a comiteeditorial@cuentocolectivo.com.

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Se escucha el disparo del escuadrón, el olor a pólvora inunda el recinto y los vítores no se hacen esperar. Los cinco hombres amordazados dentro de ese pequeño lugar levantan su rostro esperando ser elegidos para el siguiente fusilamiento.

“Ya era hora de que los comunistas nos dieran una muerte privada” comentó la primera. “Fusiladme a mí primero, ya estoy cansada de estar aquí encerrada y quiero sentir finalmente el famoso ardor revolucionario”.

“No, fusiladme a mí”, dijo el segundo “mi doctor detectó una desmineralización en mi sangre. Dadme democracia, ya que no hay farmacia”.

“No hagáis caso a estos aduladores, fusiladme a mí, fui yo quien tan indemne vendí mi alma al libre mercado, y ahora quiero saber lo que es estar explotado”, acotó un tercero.

“He tenido esta maldita fiebre consumista desde hace años, y la gripa que ha ocasionado ha monopolizado mis medios de respiración a los viscosos, pesados y decadentes aparatos del sistema pasado. Fusiladme, abridme los pulmones, que respiren el fin de la historia”.

“A mí apuntadme al corazón, su latido tan desordenado me impide vivir en régimen. Acabad conmigo”, dijo el quinto…

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