Cuento en construcción
Continúa este punto de partida propuesto por Virgilio Platt, a partir de la fotografía. El ejercicio está abierto de forma indefinida y una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos a la misma.
Desde que Xandro tenía sólo un año, sus padres notaron que él no era un niño como cualquier otro. Cuando se disgustaba o quería algo con ansias, no lloraba ni gritaba como un bebé normal. Su sangre y su piel hervían, hasta el punto de quemar las manos de sus protectores y humo salía de sus oídos.
A medida que iba creciendo, los poderes iban aumentando, sin embargo, también los controlaba más…