Jugando al amor (título provisional)

Cuento en construcción

Te invitamos a continuar o a terminar esta historia. El ejercicio está abierto de forma indefinida y una vez sepamos el final del cuento, le inventaremos títulos. ¡Participa e invita a tus amigos también!

Cuando tenía diez años, Erick soñaba con tener una relación romántica como en las películas. Nunca había tenido una novia, pero estaba seguro de que cuando la tuviera, la iba a amar y a adorar como nadie nunca lo había hecho. Era él quien iba a tumbar el mito de que todos los hombres son iguales, porque él iba a ser diferente. De verdad, no entendía como algunos hombres, teniendo a mujeres tan bellas, decidían ser infieles o acabar con sus relaciones a como diera lugar.

Seis años después, el sueño se le cumpliría a Erick. Conoció a Clementina y compartirían juntos tres años. Al comienzo todo era color de rosa. ¡Que divertido era jugar al amor! Inventarse nombres el uno al otro, compartir cada momento juntos, regalarse cosas, dedicarse canciones y explorar sus cuerpos.

El hecho era que Clementina era muy diferente a Erick, sus gustos eran opuestos en muchos aspectos pero por alguna extraña razón, se habían atraído el uno al otro. Sin embargo, nada de eso importaba. Era la primera vez que ambos experimentaban una experiencia de este tipo y la curiosidad y el entusiasmo superaban las diferencias. En ese momento, las hormonas de placer en sus cuerpos estaban al tope.

No obstante, tres años después, los niveles “hormonales” de Erick se reducirían. Por supuesto que todavía sentía mucho cariño y aprecio por Clementina, quien había compartido ya tres años de su vida con él, pero ya no era como antes que sus emociones nublaban su razón. Ahora era la cabeza quien mandaba, y a Erick le decía que esta no era la persona con que quería estar por el resto de su vida…

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