Entérate de qué forma puedes aportar en este cuento sobre la metamorfosis

Cuento en construcción

Tienes la opción de continuar e inventarle otro final a este cuento, o de simplemente crearle un título. Si tu opción es inventarle otro final, no te olvides de proponer enseguida un título. Si sólo quieres inventarle un título, supondremos que estás de acuerdo con que la narración quede tal como está. Tienes hasta este sábado 11 de febrero de 2012 para hacer tu aporte.

Foto tomada de Flickr

Las letras parecían brotar del libro de la vida, sin embargo, no decían mi nombre. La pálida fe que iluminaba mi sendero, parpadeaba intentando extinguirse. El manto de la sombra que en silencio espera, acechaba junto con un coro muerto de ángeles caídos, testigos fieles de mi destierro. La eternidad me aguardaba y un sol que no veré nunca más, juraba vengarse y destruirme.

Todo lo que necesitaba sin embargo, se encontraba ahí mismo. Sabía que buscando en mi memoria casi destruida, podría encontrar los signos que me orientaran hacia una salida. Por cobardía esperaba, aunque la paciencia no fuera una de mis virtudes. Sin embargo, un instinto ancestral de vida hizo que dejara ese estado larvario y extendió mi cuerpo pegajoso y frágil.

Entonces las alas coloridas emergieron, se exhibieron ante un sol rendido a sus encantos. Los ángeles se levantaron y sus voces cantaron en perfecta armonía. La fe se tuvo que fortalecer para arrancarme de las garras de la muerte. Por fin, arrinconó a la sombra confundida, mientras mi nombre brillaba una vez más inscrito en el sagrado libro. Aún no había llegado mi momento.

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