Continúa o termina esta historia sobre una joven que siente estar condenada a ser bella

Cuento en construcción

Este cuento ha sido escrito hasta el momento entre Sebastián Andrade, Rosalina Romero y la edición del Comité editorial de Cuento Colectivo. Una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos. ¡Participa!

Todos las mujeres la envidiaban y todos los hombres la deseaban, pero en secreto, ya que la mayoría se daba por vencido desde antes de un acercamiento, por la belleza intimidante de esta mujer. Pero lo que de forma superficial parecía una vida de risas y felicidad, era en el fondo una existencia miserable. Sol odiaba su piel, porque sabía que detrás de esa supuesta belleza, había una maldición de soledad con la cual tendría que vivir por siempre.

Sol además era inteligente, hecho que empeoraba su mala suerte en el amor, puesto a que aquellos lo suficiente valientes de acercársele, terminaban siendo o niños lindos muy tarados, o hombres a los que le incomodaba su inteligencia por su ego machista, etcétera… ella se rehusaba a rebajar sus estándares.

El resultado fue un odio por su apariencia, un rechazo rotundo al amor, además de un esfuerzo exagerado en ser destacada por su inteligencia más que por su belleza. Mientras en las fiestas de disfraces todas las chicas se vestían de princesas y de policías sexy, a ella le divertía ser la encarnación de la fealdad.

Su reacción se debía, a que a pesar de todo, estaba cansada de tanta adulación a su apariencia, mas no así a otras cualidades que tenía y que la belleza opacaba. Por ejemplo, era una mujer de alma noble, dispuesta a ayudar a los más necesitados y a aliviar la soledad de los ancianos y de los huérfanos…

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