Buscando a Clara

Invéntale un final a esta trama escrita hasta el momento entre Lupita y Héctor Cote. Una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos, el que hay en el momento es provisional

banca parque

El teléfono sonó temprano en la mañana, era un día particularmente lluvioso en el que no dan ganas de salir de cama. Me tomé un momento antes de contestar, en realidad no tenía la más mínima idea de quién podría ser a esa hora. Al escuchar una voz al otro lado de la línea la reconocí incorrectamente como mi reciente ex novia, quién tres días antes me había dicho que no quería volverme a hablar jamás. Saludé con desgano, no estaba enojado, solo que no quería hablar con ella y menos a esa hora. Pero pronto me di cuenta del error, no era ella, sino su hermana. Su voz un poco más aguda y agitada me sacó de aquel adormecimiento en el que me encontraba.

Cuando me preguntó si Clara estaba conmigo se me fue la voz, supe enseguida que estaba desaparecida. Ella me dijo que sabía que habíamos estado juntos dos días antes, y me preguntó qué había sucedido, pero no pude responderle más que generalidades, estaba completamente desconcentrado. Sin darme cuenta de en qué momento se cortó la llamada me puse zapatos sin medias, una camisa mal abotonada, la chaqueta, y salí a buscarla. Después de un par de cuadras de carrera sentí cómo se rompía mi corazón.

“¿Y si fue mi culpa?”me dije. “¿Y si la lastimé tanto que le sucedió algo grave?”. Los bares que siempre frecuentábamos estaban cerrados, al igual que todos los demás lugares que podía imaginarme exceptuando uno, el parque donde nos reunimos la última vez. Corrí sin descanso esperando con el alma verla en aquella banca, por más improbable que eso fuera. Si quiere que yo la encuentre estará allí, pero si no, quizá no la vea nunca más. Quizá ha pasado estas dos noches en la cama con otro, quizá está muerta, quizá esté allí.

Para cuando llegué al parque estaba completamente empapado, mis zapatos pesados por el agua hacían que cada vez fuera más difícil avanzar, y mis ojos irritados por la lluvia apenas sí podían distinguir unos pasos más allá de mí. Pero al ver desde lejos la banca todo pareció esfumarse, el mundo y sus sonidos se apagaron, los colores se hicieron opacos. Caí de rodillas exhausto escuchando sólo mi respiración agitada y mi corazón a punto de rendirse, y lloré ahí, lamentándolo todo una vez más.

Lo que vi, ciertamente no me lo esperaba. La banca se encontraba vacía, mi desesperación creció aún más porque tenía la esperanza de que ella se encontrara allí. De ver nuevamente esos ojos que me enamoraron, su sonrisa que alegraba cada uno de los momentos en los cuales yo me encontraba triste. Aquella por la que un día dejé mi pueblo por ir tras de ella.

Llamé nuevamente a su hermana para preguntar si tenía alguna respuesta del paradero de Clara, pero con grandes sollozos me respondió que no había noticia alguna. Mencionó que no era normal, que ella siempre se comunicaba a decir si se demoraba, o dónde se encontraba. La consolé un poco diciéndole que se calmara, que lo más probable era que estuviera donde alguna amiga y que seguramente pronto se comunicaría o apareciera en casa.

Al colgar sabía muy dentro de mí que algo le había ocurrido. Quien más que yo para saber el actuar de aquella chica que me había acompañado por tan largo tiempo. Mi corazón latía cada vez más fuerte, sentía su latir desbordar mi pecho. Recordé que siempre que ella se sentía sola o triste se refugiaba donde su gran amiga, aquella con la cual había vivido la mayor parte de su niñez. La que era la confidente en cada uno de sus secretos.

Me dirigí hacia su domicilio. Al llegar me sentí ansioso por golpear aquella puerta blanca grande con vidrios de color azul, para recibir una pronta respuesta sobre el paradero de Clara pero al golpear un, dos, tres veces… nadie respondió. Nuevamente creció mi temor y la esperanza de dar con su paradero se disipaba.

Así pasaron 8 días sin saber de Clara, hasta que aquella mañana recibí la llamada de un hospital. Con gran susto contesté, pero a la vez con entusiasmo, porque de pronto eran noticias de Clara. “¿Don Ángel por favor?”. “Si con él habla”. “Es que tenemos internada un chica de la cual no tenemos ningún documento, solo encontramos un papel donde estaba este número con su nombre” “¿Pero ella cómo esta, se encuentra bien?”, fue lo que se vino a la mente. “Ella fue encontrada en una calle y está en este momento en coma, necesitamos algún pariente para tomar algunas decisiones”. “Sí ya mismo me dirijo allí con su hermana…”.

Cuando llegaron, la cara del doctor tenía una expresión neutra, de tranquilidad. Sin embargo, Ángel sabía que algo había pasado. “Buenas, yo soy Ángel Fandiño y esta es Lucrecia Tévez, hermana de Clara, la paciente que tienen. El doctor los llevó a la habitación en donde Clara se encontraba. Su rostro se veía tranquilo, pero tenía unas marcas extrañas en el rostro. “Encontraron a Clara inconsciente en la calle Trinidad. Una mujer que no quiso identificarse la reconoció y llamó a las autoridades. Recibió varios golpes en su rostro, cabeza y cuerpo.

El examen de toxicología indica que fue mantenida bajo sedantes fuertes por un periodo constante. Las contusiones en su cabeza son las más graves. Ahora mismo Clara está viva, pero se encuentra en coma. Creemos que la probabilidad de que no despierte de dicho coma es de un 95% o más, e incluso si llegase a despertar, sus funciones motoras no serían las mismas. Lamento mucho tener que informarles acerca del delicado estado de Clara…

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