No es un día cualquiera

Cuento final

Este cuento fue escrito por Celina Arce para Cuento Colectivo. Es una de las narraciones de nuestro especial navideño. Dinos cómo te pareció el resultado y si esta época también te hace evocar sentimientos similares. Esperamos que lo disfruten y les deseamos una feliz navidad a todos.

En las primeras luces de la madrugada, cuando el sueño aún es el dueño de mi cuerpo y de mi mente, he notado esa plácida tibieza y he oído las campanitas musicales de las luces de mi árbol como lejanas… mezcladas con el ruido de la calle, de los coches, de aquellos que celebraron fuera de casa la navidad. Y me he abrazado a mi almohada.

Me he imaginado sus rostros y me he preguntado en silencio por su entorno, afectos, y hasta me he atrevido a meterme sigilosamente entre sus invitados. Entre sueños he bailado con un desconocido que me recordaba abrazos de otro verano. Me ha costado levantarme, pero he sonreído al espejo y me ha devuelto la imagen que reconozco en la certeza de mis años.

Me he permitido amigarme con la soberbia y he recorrido mi rostro con los dedos de mi mano y me he visto vital, madura y consciente de un nuevo encanto natural que el sentido de la humildad me ha reclamado. He caminado descalza y me he asomado a la ventana y he visto el jardín esplendoroso en los reflejos rubios que le imprime el asomo del sol del verano.

Me he animado a más,  y tan solo con mi bucito de dormir he abierto puertas y ventanas. He respirado con ganas el olor de los jazmines florecidos. He pisado el césped tan blandamente tupido y las plantas de mis pies se han regocijado con la humedad fresca de la tierra. Y me he quedado allí… inmóvil para no perder el hilo de mis pensamientos.

Mis manos acarician de forma imaginaria en los recuerdos de otras épocas y en aquel preciso instante, aquella carita tierna y el cabello de mi ángel cuando apenas tenía cuatro años, mientras abría sus regalos. He escuchado su risa y sus comentarios y hasta he sentido sus brazos rodeando mi cuello y lo he apretado contra mi pecho sin atreverme a soltarlo.

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