Continúa esta historia cuyo protagonista es un indígena llamado Joaquín

Cuento en construcción

Sigue esta historia que ha sido creada hasta el momento entre Alexander Triana, Diógenes Albeiro Rosado y la edición del Comité editorial de Cuento Colectivo. El ejercicio está abierto de forma indefinida y una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos.

En la cuenca del río Andágueda, en el Choco, un indígena Emberá se monta en su barca y se dispone para navegar en un paraíso de incontables hazañas, en medio de una selva que funde la pasión de su historia y cultura, pero que es mancillado por la desigualdad social y la explotación de recursos naturales.

Aquí comienza la historia de Joaquín, un indígena más que recuerda lo que disfrutaba hacer en su tierra. Con nostalgia y pesar cuenta su vida en una fría casa del centro de Bogotá, donde fue a parar, desplazado por la violencia de su región y por los intereses de algunos. En las noches tiene más pesadillas que sueños y en ellas se refleja cada instante del día que tuvo que tomar sus ‘chiritos’ y agarrar vuelo sin saber para dónde coger.

Los pocos sueños agradables, son de cuando podía montarse en su canoa y adentrarse en la cuenca, donde se sentía protegido y en paz, donde podía pescar sin temor, donde el silencio de la selva le susurraba al oído y le coqueteaba para enamorarlo cada vez más de su tierra, su gente y su historia. Esa selva, natural y tranquila, había sido remplazada ahora con una de concreto, un mundo de motores, humo de gasolina, valores distorsionados y vida acelerada.

Era el final de la tarde y Joaquín contaba las ganancias hechas en el transcurso del día a través de su esfuerzo, al pedir limosnas en los buses de la ciudad. Entre billetes pequeños y monedas, contó un total de veinticinco mil pesos. El balance del día no había sido positivo, sin embargo, le alcanzaba para pagar su espacio por un día, y cubrir algunas necesidades…

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